Insomnio
Es de noche y no duermo.
Alrededor de la casa
deambulan pequeños seres blandos
heridos
oprimidos por una soga
un algo que los tira
hombres tempranamente
crispados de escozor
mujeres oscuras en su tristeza.
El día me atrapa con su voces
el día se prolonga
con su floración de gritos
ese dolor hallado…
No duermo
las cosas resplandecen de nada
el cuarto se llena de lámparas
algo me reclama, algo
me pide amor, qué locura.
No se augura templanza
–lánguida paz soporífera–
para esta conciencia que da
vueltas y vueltas y vueltas
en la cama. Se degusta
el veneno atroz de la hora
en cuentagotas, a sorbos.
Quién podría dormir luego.
Si pidieras, ¿lo harías por ellos,
por sus días por venir?
¿lo harías por tu noche
que gira como un trompo?
Sea lo que fuere que respondas
dirán: tú poesía miente.
La noche indócil
distribuye sus escenas.
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